Hay vida afuera de la pantalla

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Uno de los desafíos recurrentes que atraviesa el mundo de las relaciones públicas es la necesidad de llevar los mensajes claves de los clientes  de maneras novedosas pero a la vez efectivas a los diferentes públicos estratégicos.  El principal reto es dar con la táctica correcta ya sea a través de los medios tradicionales, influencers  o redes y que estos generen un vínculo emocional que resuene en el destinatario.

El paradigma actual predica que la vida diaria se trasladó a las pantallas: todo sucede  online, a través de nuestrastablets, celulares y dispositivos móviles con un tinte de distopía como lo narra la serie “Black Mirror”. Sin embargo, cada vez son más las personas que utilizan las mismas para crear sus propias comunidades en el mundo offline y es ahí donde debemos poner nuestros esfuerzos.

Instagram, la red social móvil de fotos y videos fue creada en 2010 y desde entonces ha crecido hasta convertirse en una de las apps más descargadas con más de 600 millones de usuarios según la última estimación de la compañía.  Desde su creación, la aplicación ha sufrido una serie de metamorfosis pero siempre primó el valor de la creatividad. En ella, sus usuarios comparten día a día un sinfín de contenidos audiovisuales y siguen no sólo a sus conocidos o a personalidades sino en su mayoría a cuentas con foco en diferentes temáticas que pueden ir desde la arquitectura, a la cocina o el arte con un especial interés en lo estético. Es en esto donde Instagram se separa de otras redes. Cuando lo normal es trasladar el círculo de la vida real a lo virtual, aquí es a la inversa: uno crea una comunidad virtual que luego busca conocerse en el exterior.

Instameet viene de la unión de Instagram con meet, es decir “conocer”, un encuentro en la vida real y la oportunidad de verse cara a cara con otros igers (corto de Instagrammer, como se hacen llamar los miembros de la red) de la comunidad. En el año 2015 se organizó en Latinoamérica el primero auspiciado por el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York. Allí miles de entusiastas se juntaron en 11 ciudades de la región para conocerse entre sí, retratar en grupo diferentes íconos de la arquitectura local, subir las fotos con el hashtag propuesto para luego ser expuestas en una muestra en el museo norteamericano. El resultado fue el traslado de lo digital a una experiencia en carne y hueso que se retroalimenta en la plataforma y con un gran “curador” a cargo que utilizó este nuevo recurso como vehículo de comunicación.

Volviendo al desafío que se planteaba al principio, la organización de un Instameet resulta una alternativa fresca a la hora de organizar un evento que toque de cerca a esos elusivos públicos. No es sorpresivo ver que Instagram sale victoriosa frente a las otras redes sociales al tener hoy el mayor nivel de engagementEl involucramiento de los usuarios con sed creativa y el sentido de pertenencia a una comunidad que se regenera día a día afuera de las pantallas crean un terreno fértil donde las marcas pueden realmente marcar una diferencia como generadoras de experiencias.

Author – Agustina Catta