Comunicación en la era de inmediatez

REGRESA

La comunicación en el siglo XXI ha cambiado la forma en la que nos conectamos con el mundo de una manera muy sencilla, ésta se define con una sola palabra: inmediatez. Ahora lo primero que hacemos al amanecer y lo último que hacemos antes de dormir es revisar cualquier dispositivo móvil que nos permita mantenernos conectados con el universo digital. Ya sea para ver noticias, responder correos o simplemente detenernos a observar qué hace la gente en nuestras redes sociales, lo único que esperamos es tener información de manera inmediata. Si el internet está fallando o el teléfono se queda pensando, seguramente a la mayoría de nosotros nos entre una pequeña desesperación.

Hace un par de décadas las personas no sufrían de ansiedad por no sentirse conectadas, esperaban el tiempo que fuera necesario para recibir la carta de algún familiar y se sentaban a escuchar las noticias por la noche sin estresarse demasiado por tener la información como ahora la tenemos: en la palma de la mano.

Con los avances tecnológicos, la creciente disponibilidad y el hecho de estar conectados a Internet las 24 horas del día, se ha delimitado una fina línea entre los autores de la información y aquellos que la reciben. La capacidad que tenemos todos de crear sitios web, compartir, publicar o transmitir contenidos, nos ha llevado a cambios radicales donde ahora se cree en el periodismo ciudadano con el cual muchos consideran que son “expertos” y se confunde la información con la opinión.

Gracias a estos cambios, los medios también han tenido que irse adaptando, forzosamente han tenido que diversificar la manera en la que ofrecen contenidos, han tenido que aumentar la velocidad en la que transmiten y se han visto con la obligación tanto de filtrar como aclarar aquella información que les llega por medio de usuarios comunes. Debido a la revolución digital, ha cambiado nuestra forma de pensar y también de comunicar. Como señala Nicco Mele en su libro The End of Big “la conectividad radical, nuestra impresionante habilidad para enviar enormes cantidades de datos al instante, constantemente y globalmente ha transformado la política y la cultura, provocando el trastorno de las instituciones tradicionales y el empoderamiento de los principales y renegados”.

Si bien la inmediatez ha logrado cambiar la manera en la que nos comunicamos y cómo procesamos la información, no todo impacto ha sido completamente negativo, como todo en esta vida, es algo que está sucediendo y debemos de adaptarnos. En un mundo “híper conectado”, la tendencia de consumo de noticias ha mutado. Antes la gente encendía la radio o la televisión y esperaban a escuchar el resumen del día. Hoy, de acuerdo con un estudio realizado por el Digital News Report de Reuters, en 2017:

– Más de la mitad de los usuarios en línea (54%) dicen usar las redes sociales como fuente de noticias cada semana, pero varía entre el 76% en Chile y el 29% en Japón y Alemania.

– Más de uno de cada diez (14%) ahora dicen que las redes sociales son su principal fuente.

– Ha habido un aumento en el número de personas dispuestas a pagar por las noticias en línea en Estados Unidos, creciendo de 9% a 16%. La mayoría de los nuevos pagos vienen de jóvenes menores a 35 años.

Esto me lleva a concluir que a pesar de los cambios que estamos viviendo en la tecnología, ahora más que nunca (por el campo laboral donde trabajamos) debemos de aprender a sobresalir y a destacar por tener una visión integral estratégica en el manejo de la comunicación, conocimientos y apertura al cambio de las dinámicas en las redes sociales para poder colaborar de manera inclusiva tanto dentro de nuestro propio equipo como con los clientes. Los cambios no necesariamente son buenos, pero de alguna manera es lo único que tenemos como constante.

Si bien no hay mucho que agregar creo que es importante recalcar que la sobreinformación puede ser un arma de doble filo; como puede ayudar, también puede ser nociva. Lo vivimos con el pasado sismo. Antes de tener un respiro, todos nos volcamos a las redes sociales para informarnos sin preocuparnos por la veracidad de las fuentes. Con tal de saberlo todo, recurrimos a sitios que quizás no eran de fiar. En vez de esperar a los expertos, confiamos en el reportaje ciudadano. Y es en estos casos de auxilio cuando deberíamos de tener mucho más cuidado con lo que leemos, posteamos y compartimos ya que la desinformación es algo que muchas veces nos lleva a no tener la razón.

Autor – Daniela Suárez