El que vende al que vende vende mejor

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Las grandes compañías tienen gran exposición en distintos medios para vender sus productos y hacer crecer su negocio. Para potenciar sus ventas trabajan día a día junto a profesionales de la comunicación, la creatividad y los negocios. Estas compañías trabajan en una atmósfera de gran competitividad de forma natural. La competencia es un modo de vida.  Todos quieren ganar su segmento, tener la publicidad más creativa, ser los mejores y llamar la atención.

¿Qué ocurre al interior de estas compañías? Los espacios materiales y digitales de las grandes empresas son como las avenidas de las grandes ciudades hay “contaminación visual”, cuesta hacerse ver. La competencia externa se replica y la comunicación interna se ve afectada negativamente. De nuevo, todos buscan destacarse. Las consecuencias de esta replica son variadas: se pierde la identidad de la compañía, se deja de funcionar como un organismo y comienza a disgregarse en áreas, los empleados están desinformados debido a la saturación, cada uno tira para su lado y desconoce qué sucede a su alrededor. Para luchar contra esta inercia hay que acudir al ya conocido “think out of the box”. Estamos ante un público que se la pasa pensando en vender, que se la pasa viendo piezas creativas, que ocupa su tiempo y su conocimiento en el marketing.

Entonces, ¿cómo hacer marketing para el marketing interno? Por un lado, se necesita definir conceptos claros para dar a conocer los lanzamientos y campañas al interior de las compañías.  No es cuestión de colgar un banner, replicar la publicidad o mandar un flyer. Hay que tomarse el tiempo para definir objetivos, hilos conductores, racionalizar por qué estamos haciendo lo que hacemos y conocer bien el contexto y el público al que le hablamos. ¿Me gustaría que me lleguen mensajes al celular para hacer anuncios corporativos? ¿Me entusiasmaría que me lleven de sorpresa a un evento? ¿Tengo tiempo de leer un newsletter semanal?

En el marketing interno, es necesario dejar volar la imaginación para sorprender a nuestro público. Poner en duda lo que para ellos es cotidiano, conquistar espacios nuevos, ofrecer ideas fuertes y ejecuciones impactantes. Para eso hay que preguntarse qué no se hizo, cómo vendemos la idea, por qué hacer un viaje en un globo aerostático, por qué contratar a un mago, por qué hackear la intranet o por qué simplemente ir escritorio por escritorio contando cara a cara las novedades. No hay fórmulas mágicas, es cuestión de analizar cada necesidad puntual. Se trata de un trabajo minucioso pero con gran llegada a una audiencia clave para nuestro negocio, nuestros clientes y sus influenciadores internos. Venderle al público que vende es un desafío que cuando lo superamos nos llena de beneficios: ganamos el reconocimiento de nuestros clientes, hace crecer nuestra reputación y nos brinda posibilidades de lograr nuevos negocios.

Author – María Martin