La importancia de un programa de Responsabilidad Social Empresarial efectivo

REGRESA

En 2016, mediante nuestro programa de responsabilidad social, JeffreyGroup invirtió parte de los esfuerzos como compañía en trabajar de la mano con diferentes asociaciones en la región para combatir el analfabetismo. Nuestros esfuerzos en México siguieron dos ejes principales: (1) la coordinación con las agencias de Brasil y Argentina para establecer un diálogo entre los beneficiarios de la causa, y (2) donar tiempo y un monto en efectivo para impulsar el trabajo de las organizaciones con las que nos aliamos.

En el camino, re-aprendimos muchas cosas. Para empezar, que establecer un programa de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) plantea desafíos importantes para las compañías pues, aunque es cierto que construye mucho a favor de la reputación, también lo es que una estrategia mal ejecutada, puede derivar en resultados contraproducentes. Por eso, aquí queremos enumerar cuatro recomendaciones iniciales:

1.     Determinar el objetivo y alcances del programa. Existen muchísimos asuntos que reclaman atención y ayuda. Hay diferentes maneras de enfrentarlos, pero es mejor concentrarse en uno sólo, para de allí trazar una estrategia a mediano o largo plazo. Para ayudarnos con este primer punto, es recomendable mapear los temas que, de acuerdo a nuestros valores institucionales, tiene más sentido impulsar e identificar aquellos que tenemos mejor capacidad de atender, ya que esto determinará el impacto de nuestra contribución.

En el caso de nuestra Giving Back Initiative 2016, teníamos claro que, además de brindar tiempo y esfuerzos a las comunidades donde operamos, el objetivo era identificar una necesidad importante que atravesara la región, para que todos pudiéramos colaborar. De allí, se identificaron algunas opciones y se invitó a los integrantes de todas las oficinas de JeffreyGroup a una votación, a partir de la que decidimos combatir el analfabetismo.

2.     Antes de comenzar con actividades en este rubro, es imperante designar a un Comité o grupo de personas que deberá dar seguimiento al programa, pues esto ayudará a darle rumbo y forma.

En nuestro caso, al Comité inicial, que identificó las áreas en las que podríamos desarrollar actividades de RSE, se unieron representantes de cada uno de los países de donde operamos para, a nivel local, establecer las directrices y los responsables de las actividades a seguir: detectar posibles aliados,  construir la relación con ellos, trazar un plan de acción, buscar retroalimentación de beneficiarios y voluntarios durante y después de la ejecución del plan, reportar resultados y aprendizajes al equipo local y regional.

3.     No olvidar que esta es una decisión y un trabajo colaborativos. Entre más personas se involucren en el proyecto, el aprendizaje y los resultados serán más enriquecedores para todos. Y es que un buen programa de RSE se reconoce por este otro intangible importante que contamos entre nuestros resultados: la empatía, reconocernos con la capacidad de ayudarnos, de poner de nuestro tiempo y energía para mejorar nuestro entorno. Nada de esto hubiera sido posible sin el apoyo real y desinteresado en equipo.

4.     Aliarse con organizaciones serias y comprometidas. Dado que las labores de responsabilidad social no son algo que se deba tomar a la ligera y no se basan solo en buenas intenciones, es importante que nuestro objetivo empate con el de nuestro aliado y que éste sea un agente con la estructura legal y organizacional necesarias para detonar un compromiso a mediano o largo plazo.

En México, tuvimos la alegría de poner nuestra experiencia, pensamiento estratégico y creatividad como equipo, en crear un impacto en la vida de un montón de gente: por un lado, en Yolia impartimos siete talleres de creatividad a mujeres jóvenes de la periferia de la Ciudad de México, en situación de calle; por otro, apoyamos la construcción de un horno comunitario, donamos computadoras y un monto para más equipos de cómputo para los niños y mujeres de Tierra Roja, en Chiapas.

Nuestra experiencia durante Giving Back Initiative de 2016 nos empujó a conocernos mejor entre nosotros, como agencia, como individuos, a trabajar con compañeros de diferentes equipos, e incluso a distancia. Pero además desencadenó otra serie de efectos colaterales intangibles, e igualmente efectivos: por un lado, a nivel personal y empresarial, el reality check nos amplió el panorama, nos concientizó y puso en perspectiva nuestra labor como parte de la comunidad; por otro, sin duda promovió la unión entre equipos de trabajo y la creatividad para enfrentar retos distintos. Se convirtió en un ciclo positivo en constante retroalimentación. Un reto que generalmente no contemplamos al iniciar actividades de RSE y que por fortuna sucede.

Autor – Rosalba Mackenzie